domingo, 15 de febrero de 2015

LA PRETENDIDA NEUTRALIDAD DE ESPAÑA EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y LA LABOR HUMANITARIA DEL REY ALFONSO XIII

Publicado 23 de Marzo 2014

LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONSTITUCIONALISMO ESPAÑOL EN EL S.XX: DE LA CONSTITUCIÓN REPUBLICANA DE 1931, A LA DEL ACTUAL CONSENSO DE 1978
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Publicado 20 de Agosto 2014

El PUERTO DE SANTANDER Y EL COMERCIO MARÍTIMO EN EL S. XVIII 
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LA PRETENDIDA NEUTRALIDAD DE ESPAÑA EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y LA LABOR HUMANITARIA DEL REY ALFONSO XIII

Mis primeras palabras son de agradecimiento al Comité organizador de este Congreso por invitarme a presentar esta ponencia sobre “La pretendida neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial y la labor humanitaria del Rey Alfonso XIII”, y  celebro especialmente volver a esta Facultad de Historia, para encontrarme de nuevo con sus  profesores y alumnos, de los que guardo un recuerdo entrañable por su generosa hospitalidad. También, quiero dar las gracias más sinceras al Licenciado Victor Abramov, sin cuya excelente colaboración hubiera sido imposible compartir este trabajo con todos ustedes.
En esta ponencia a partir de la Introducción analizaremos: “La evolución de la historiografía española sobre la Primera Guerra Mundial”, “La creación del mito de la neutralidad española”, “La Labor humanitaria del Rey Alfonso XIII”, yLas repercusiones políticas, económicas, y sociales de la Primera Guerra Mundial en España”, para terminar con las conclusiones, y finalmente aportar unas breves referencias bibliográficas, aplicadas al papel que desempeñó España en la Primera Guerra Mundial.
 
Introducción
El tema de la neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial es complejo, por consiguiente exige prudencia para tratar de explicar lo que significó la guerra para nuestro país, por tanto, el objetivo que se persigue en este estudio consiste en revisar e interpretar algunas claves de la política, la sociedad, y la economía española en este periodo, y de la participación personal del rey Alfonso XIII, que se inclinó por una España neutral para ofrecerse como mediador entre los contendientes cuando finalizase la guerra, con el propósito de conseguir que España volviera a tener un papel activo en la política internacional, pero también queremos prestar una especial atención a la implicación personal de Alfonso XIII en la labor humanitaria que llevó a cabo durante la guerra.
Por otra parte, esta ponencia se centra en desmontar el “mito” de la neutralidad de España durante la Gran Guerra, este acontecimiento histórico fue un cataclismo global, que cambió el mundo para siempre, y sólo fue el principio del siglo más violento de la Historia. Además, se ha convertido en un hito de la periodización de la Historia en palabras del historiador marxista británico Eric Hobsbawm, quien afirmaba que el llamado corto siglo veinte comenzó en 1914, y finalizó en 1991 con el colapso de la Unión Soviética.
 Cuando estalló la Gran Guerra en julio de 1914, España declaró la más estricta neutralidad en el mes de agosto debido a razones políticas, económicas, sociales y militares, pero no estuvo del todo al margen, y si jugó un papel importante en el conflicto bélico, no participó militarmente en la guerra, pero la Guerra si afectó significativamente a España. Los propios beligerantes eligieron el territorio español para librar una guerra de espionaje, sabotaje y propaganda, y las ciudades de Madrid, y Barcelona se convirtieron en los principales centros de espionaje del mundo, además de otras ciudades como San Sebastián cerca de la frontera con Francia, y de la localidad de Biarritz donde se había refugiado la aristocracia y la alta burguesía huyendo de la guerra, y en la costa andaluza las ciudades de Málaga, Sevilla y Gibraltar se convirtieron en nidos de espías. Por otro lado, las comunicaciones fueron interceptadas por los alemanes y los aliados, la producción y los transportes controlados, en las costas y en las aguas territoriales se libraron combates submarinos, la prensa se vendió a los dos bandos contendientes, durante la Guerra en España todo estaba en venta. En definitiva, se libró una guerra sin frentes, destinada a favorecer los intereses tanto de las Potencias de la Entente como de las Potencias Centrales.
España acusó los efectos de la guerra; por una parte, el nivel de vida de la población empeoró, se produjo un desequilibrio entre precios y salarios, y por otra parte, se generó un importante crecimiento económico y financiero debido a la demanda de materias primas y manufacturadas por parte de los países  beligerantes, y los no beligerantes que se abastecían antes de éstos. La prosperidad fue desigual, se benefició de ella una burguesía industrial emergente, mientras que las condiciones materiales de vida de las clases populares empeoraron, dando lugar a un clima de conflictividad laboral, que estallaría con la huelga general de 1917. Se puede afirmar que la Primera Guerra Mundial forma parte del camino que desembocó en la Guerra Civil española de 1936-1939.
 
 
El Rey Alfonso XIII y Eduardo Dato, Jefe del Gobierno en1914

La evolución de la historiografía española sobre la Primera Guerra Mundial.
Con motivo del centenario de la Primera Guerra Mundial se está publicando una extensa bibliografía en los países contendientes. Sin embargo, la historiografía española ha sido muy reducida sobre la primera gran catástrofe europea del S.XX, y en cuanto a la bibliografía general sobre la Primera Guerra Mundial han primado sobre todo las traducciones de obras inglesas y estadounidenses, que en muchos casos carecían de objetividad, y caían en la más absoluta propaganda, y en menor medida se hallaban las traducciones francesas; en cambio, han escaseado las obras del resto de los países beligerantes, por ejemplo de autores alemanes, italianos, rusos, turcos, y de otras nacionalidades. Asimismo, a partir de los años noventa del siglo pasado, y de las primeras décadas del actual, se ha llevado a cabo un revisionismo con espíritu crítico de la Primera Guerra Mundial, y se ha empezado a considerar el papel de otras potencias que intervinieron en el conflicto como el Imperio Otomano, Rusia e Italia, que hasta entonces se habían considerado satélites de las grandes potencias.



Obra indispensable sobre la neutralidad de España (1914)

 En el caso de la historiografía española sobre la Primera Guerra Mundial nos enfrentamos a las tesis tradicionales, que defendían la neutralidad, mientras que en las últimas décadas gracias a la publicación de nuevos trabajos se han producido cambios notables, y se han superando estas tesis al conocer con mayor exactitud la debilidad, y la impotencia de España frente a los dos bandos contendientes. En España desde los años noventa del siglo pasado surge un mayor interés por la Primera Guerra Mundial, centrándose las investigaciones sobre el papel que desempeñó España desde una perspectiva de la historia política, social, económica, y militar; además, hay que destacar aquellas obras y artículos que tratan sobre la labor humanitaria de Alfonso XIII. Actualmente, se han publicado bastantes  obras  de  gran interés, y algunas de ellas quedan recogidas en las referencias bibliográficas de este trabajo. En definitiva,  la historiografía actual debe revisar el pasado, para reconstruir lo que hicieron nuestros antepasados, el rumbo que dieron a sus acciones, y el significado que ahora damos aquellos actos.

La creación del mito de la neutralidad española.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, España no tenía motivos para alinearse con uno u otro bando contendiente, porque no había firmado ningún compromiso, ni tratado con las potencias en conflicto, ni peligraban sus intereses, salvo la defensa de sus posesiones insulares atlánticas y mediterráneas. Pero además existían una serie de razones por las que España tuvo que optar por la neutralidad, debido a que no se hallaba en condiciones de intervenir por la debilidad económica, y militar, y por el aislamiento político y diplomático, de modo que al gobierno español no le quedó más remedio que ocultar esa debilidad tanto a nivel interno como frente al exterior. En ese sentido, el gran poeta Antonio Machado afirmaba que la neutralidad consistía “en no saber nada, en no querer nada, en no entender nada”, y según palabras del político catalanista Francesc Cambó “Somos neutrales porque no podemos ser otra cosa”. Pero a pesar de todo España fue beligerante económicamente desde agosto de 1914, y jugó un papel importante en el conflicto bélico, lo que no fue de ningún modo beligerante desde el punto de vista militar.
Para comprender la decadencia de España en 1914, hay que remontarse a la derrota sufrida en la guerra hispano-americana de 1898, que significó el punto de partida de la crisis del 98, generando un ambiente de pesimismo entre los intelectuales, y una parte de la clase política, y con la pérdida de las últimas colonias de ultramar, pasó a ser considerada por todas las potencias europeas, como un país de segundo rango. Ahora bien, si España pudo mantener la neutralidad, no fue únicamente por las razones citadas, sino porque a los aliados, y en particular a Gran Bretaña, y Alemania, les interesaba una España neutral para sus intereses bélicos.
No obstante, la guerra dividió a la sociedad española en dos bandos: uno representaba a la izquierda española, y era partidario de los aliados, estaba formado por políticos liberales y republicanos, además de intelectuales y profesionales, que apoyaban a Francia y a Gran Bretaña, y estaba a favor del derecho, la libertad, la razón y el progreso. El otro representaba a la derecha española, que apoyaba a las Potencias Centrales, estaba constituido por conservadores,  que admiraban a Alemania, porque representaba el orden y la autoridad, que tanto necesitaba España, estaba integrado por la prensa conservadora, la aristocracia, y la mayor parte del ejército y del clero, todos ellos eran defensores del Antiguo Régimen.
Una de las causas de este enfrentamiento se debió a la labor de propaganda que financiaron en la prensa española los gobiernos de los países en guerra, principalmente Francia y Alemania, con la finalidad de favorecer la confrontación ideológica entre los dos bandos españoles. Pero en realidad, lo que se puso de manifiesto fue el enfrentamiento sociopolítico entre españoles, más que el apoyo a los dos bandos beligerantes, como consecuencia de todo ello se produjo un ambiente de gran tensión durante la guerra. Según el escritor Pío Baroja, los españoles vivieron la Gran Guerra como si se tratara de una guerra civil.  En cambio, la mayoría de los españoles se mostraron indiferentes frente a los dos bandos contendientes.
En cuanto al papel del rey Alfonso XIII en la guerra, procuró no manifestar abiertamente sus sentimientos, y optó por la neutralidad políticamente correcta, pero estaba más cerca de los aliados, que de las Potencias Centrales, se puede afirmar que era francófilo. Por otra parte, tuvo que resistir a las presiones familiares para no romper la neutralidad, pues dentro de la familia real española se vivió la guerra de forma muy intensa, y en la corte se produjo una clara división, la reina madre, archiduquesa de Austria, María Cristina de Habsburgo-Lorena, era germanófila, mientras que la reina Victoria Eugenia de Batemberg, esposa de Alfonso XIII, y princesa del Reino Unido, se decantaba por los aliados, en determinados momentos llegaron a ser muy tensas las relaciones entre las dos reinas, de modo que Alfonso XIII tuvo una guerra doméstica en su propio palacio. En consecuencia, la neutralidad de España fue un mito lanzado desde el gobierno; ya que no fue neutral, porque no pudo, ni le dejaron.

La labor humanitaria del Rey Alfonso XIII (1886-1941)
El Rey Alfonso XIII reinó desde el 17 de mayo de 1902 hasta el 14 de abril de 1931, fecha en la que tuvo que salir de España al proclamarse la Segunda República,  su reinado ha suscitado una mala fama desde la historiografía, y en general los historiadores han sido críticos con su papel como rey. Sin embargo, su obra humanitaria durante la Primera Guerra Mundial es poco conocida, y gracias a la celebración de esta efemérides, se recuerda la tarea filantrópica del monarca, que estaba prácticamente olvidada.
Alfonso XIII, amparándose en la neutralidad pudo llevar a cabo una extraordinaria labor humanitaria, con el fin de ayudar a quienes sufrían los horrores de la guerra. Su misión consistió en conseguir el indulto para muchos condenados a muerte de diferentes nacionalidades, repatriar a heridos graves, tanto civiles como militares, enviar informaciones de familias incomunicadas en diferentes territorios enemigos, ocuparse de prisioneros y desaparecidos en los campos de batalla, inspeccionar cárceles y hospitales, y enviar a los prisioneros dinero, ropa, alimentos, y otros enseres.
Toda esta labor solidaria se canalizó a través de la fundación de una Secretaría en el Palacio Real de Madrid, denominada Oficina “Pro -  Cautivos” desde 1915 a 1921 con la colaboración de la Cruz Roja, cuya finalidad consistía en examinar las cartas recibidas de todos los países beligerantes que solicitaban ayuda, y éstas eran respondidas por un equipo de más de cuarenta personas, que gestionaron aproximadamente medio millón de documentos, y el propio Rey escribió numerosas cartas de su puño y letra. Asimismo, se preocupó de los graves problemas que afectaban a la población civil.
Por otro lado, hay que destacar la gran labor de los diplomáticos españoles, que debido a la neutralidad podían actuar en los países beligerantes. Esta importante labor humanitaria fue reconocida internacionalmente. También, su esposa la reina Victoria Eugenia colaboró junto al Rey  en la  ayuda a las poblaciones afectadas por la guerra, y reorganizó la Cruz Roja española, de la que fue presidenta, estas labores humanitarias le sirvieron para mitigar el sufrimiento familiar, pues desde 1914 el matrimonio real no iba bien. A pesar de que el Rey Alfonso XIII procuraba no hablar de la obra humanitaria que había realizado, se conserva muchísima documentación en el Archivo del Palacio Real de Madrid, como son los millares de cartas de las familias de los prisioneros, heridos y desaparecidos de todas las nacionalidades, que intervinieron en la guerra, lo que demuestra el inmenso trabajo que realizó personalmente el Rey para aliviar en parte el sufrimiento de la guerra, y salvar muchas vidas humanas. Todo este trabajo se pagó con el dinero de la fortuna personal del Rey, cuyo cálculo se estima en casi dos millones de pesetas de la época, una cantidad considerable, que equivaldría hoy día aproximadamente a más de 1.000.000 millón de euros, toda una fortuna. También, destinó dinero personal para adquirir medicamentos, y libros para los prisioneros, y para quienes lo necesitaban.



Oficina Pro-Cautivos”. Palacio Real de Madrid

En ese contexto humanitario hay que entender la intervención de Alfonso XIII para intentar salvar la vida del derrocado zar Nicolás II y de su familia, prisioneros de los bolcheviques, para lo que realizó incansables gestiones, pero las potencias mundiales manifestaron una absoluta indiferencia frente a la suerte que correría la familia imperial rusa, como fue el caso de Francia, y de Estados Unidos donde se acusaba al zar Nicolás II de anti-semita. Tampoco las potencias monárquicas como Gran Bretaña y Alemania se esforzaron en salvar a la familia imperial rusa, dándose la circunstancia de que tanto el rey  Jorge V, como el káiser Guillermo II, eran familia de los zares. Lamentablemente, entre los reales primos de Europa, cuyas relaciones parecían amistosas, en el fondo no lo fueron tanto, porque existían recelos mutuos, y pequeñas rencillas familiares; así por ejemplo, la Emperatriz Alejandra detestaba al káiser Guillermo II, tanto como la reina madre inglesa Alejandra, que era danesa de nacimiento, y nunca perdonó a Alemania que incorporara a su país los ducados daneses de Schleswig y Holstein.
Sólo Alfonso XIII continuó en solitario con sus gestiones hasta el final, a falta del respaldo de las demás potencias, se ofreció a acoger en España al zar y a su familia. Sin embargo, sus esfuerzos no tuvieron éxito, porque fue traicionado por el gobierno soviético, que después de ordenar el asesinato del zar Nicolás II y de su familia entre el 16 y el 17 de julio de 1918, siguió negociando con el gobierno español hasta el mes de septiembre una salida para la Familia Imperial; la ocultación por parte del gobierno soviético del asesinato real, tenía por finalidad conseguir ciertas ventajas del gobierno español; como era en primer lugar el reconocimiento legal del nuevo régimen soviético por parte de España, y frenar la represión contra el movimiento obrero y los partidos de izquierdas. Este trágico acontecimiento le produjo a Alfonso XIII una profunda tristeza, y las razones de su fracaso han quedado sepultadas en los silencios de la Historia. De igual modo Alfonso XIII se ocupó de la suerte de numerosos soldados rusos y de otras nacionalidades.



Familia Imperial Rusa

 Es sabido, que Alfonso XIII prefería no hablar de su labor humanitaria, pero cuando le preguntó su primer biógrafo Julián Cortés-Cavanillas en 1933, estando ya en el exilio en Francia, cuál había sido el acontecimiento más importante de su reinado, le respondió lo siguiente: “La neutralidad durante la Gran Guerra y la acción humanitaria”. El Rey demostró la generosidad cristiana de España en una contienda cuya violencia extrema era desconocida hasta entonces, y que por desgracia sería superada en la Segunda Guerra Mundial. De su acción humanitaria se beneficiaron miles de hogares europeos. Todos los biógrafos de Alfonso XIII coinciden, que por encima de sus errores políticos, gracias a la labor humanitaria que realizó, merece ser recordado y estimado por los españoles, y el resto del mundo.  
A la hora de firmar la paz en los tratados de Versalles y Saint-Germain en 1919, España fue excluida, y no se reconocieron sus desvelos, porque no había luchado en la guerra. Al mismo tiempo, la labor humanitaria de Alfonso XIII tampoco fue reconocida, y se convertiría en el héroe olvidado de la guerra en estos tratados.
Alfonso XIII fue un hombre de paz durante la Primera Guerra Mundial, y merecía el premio Nobel de la Paz, en 1917 fue presentada su candidatura pero se le concedió al Comité Internacional de la Cruz Roja, y en 1918 quedó desierto, al Rey de España nunca se le concedió el premio Nobel de la Paz. Después de la Guerra Civil, y de la Segunda Guerra Mundial, la labor humanitaria de Alfonso XIII quedó sepultada en el olvido, pero debido a la conmemoración del primer centenario de la Gran Guerra, se ha intentado recuperar unos hechos encomiables, que gracias al movimiento de la historia los podemos traer hasta el presente, y así unir a los vivos con los muertos.  

Las repercusiones políticas, económicas y sociales de la Primera Guerra Mundial en España.
Es evidente, que la neutralidad de España produjo efectos positivos y negativos; por una parte hubo consecuencias favorables desde el punto de vista político y económico, pero fue menos beneficiosa desde el social.
En cuanto a las consecuencias políticas, aumentó la oposición por parte de los nacionalistas catalanes y vascos, de los republicanos, y del Movimiento obrero al sistema de la Restauración que se basaba en la alternancia en el gobierno del partido liberal y del partido conservador, que no representaban a la mayoría de la sociedad, de modo que los efectos políticos derivados de la guerra mundial contribuyeron a la crisis definitiva del sistema parlamentario impuesto desde 1875.
Con la desaparición de los imperios europeos después del tratado de Versalles, y de la Revolución Rusa de 1917, los republicanos españoles lucharon por una sociedad democrática, pues no hay que olvidar que la monarquía de Alfonso XIII era liberal, pero no democrática. Los terratenientes, la burguesía y una parte de la clase media temían que pudiese estallar una revolución como la rusa, y deseaban un gobierno militar fuerte, que pusiera orden en la sociedad española. También, la guerra mundial causó un enfrentamiento entre los partidos de derechas e izquierdas.
Sobre las consecuencias económicas, se produjo un proceso de despegue económico, y se potenció el desarrollo del capitalismo español, fue una época espléndida para  la industria, y para el comercio exterior, porque los países beligerantes necesitaban alimentos, armas, uniformes, metales y carbón. Creció el comercio exterior gracias a las exportaciones, y la balanza comercial pasó de un saldo negativo antes de la guerra a otro positivo durante la guerra, aumentaron los beneficios empresariales, se canceló la deuda exterior de España, y se acumuló oro en el Banco de España, en Madrid. Se produjo un crecimiento extraordinario en la producción de la minería de hierro vasca y de carbón en Asturias. Otras industrias que crecieron fue la siderurgia y la industria naviera vasca debido a la gran demanda mundial, y la industria textil catalana, esta fue una época dorada para la industria. También, la banca española, y sobre todo la vasca aumentó su capital de forma notable. Se puede afirmar que la economía española conoció un importante crecimiento durante la Primera Guerra Mundial, y las regiones que más se beneficiaron fueron, Asturias, Cataluña y el País Vasco.



Balanza comercial española (en millones de pesetas)

Sin embargo, a partir de 1917 se entró en un periodo de crisis por el agotamiento de la guerra mundial, las exportaciones generaron  escasez de alimentos, y se dispararon los precios por encima de los salarios, la falta de alimentos y la especulación fueron las causas de la crisis de 1917
Desde el punto de vista social, la guerra mundial tuvo consecuencias menos positivas. Se produjo una elevada subida de los precios de los alimentos de primera necesidad debido a las exportaciones al extranjero durante la guerra. De hecho, los salarios subieron gracias a la presión de los sindicatos obreros pero siempre por debajo de los precios, lo que dio lugar a un malestar social que tendría posteriormente graves consecuencias. En definitiva, las diferencias entre ricos y pobres hicieron que aumentara el descontento social traducido en huelgas, y manifestaciones, como fue la huelga general de 1917 organizada por los sindicatos obreros de la Unión General de Trabajadores (UGT) y la Conferencia Nacional del Trabajo (CNT).

                                                     

Manifestación durante la huelga general de 1917            Cartel de los Sindicatos CNT y UGT

Conclusiones
 El análisis realizado sobre los principales aspectos que hemos abordado en esta ponencia, nos ha permitido observar, que la pretendida neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial, fue un proceso complicado del que se desprende las siguientes conclusiones:

1. España  se declaró oficialmente neutral porque carecía de medios materiales, y de un ejército preparado para participar en la Primera Guerra Mundial. Los políticos españoles manifestaron un sentimiento de impotencia, y crearon el mito de la neutralidad.
2. España no pudo hacer efectiva esa neutralidad ni defenderla porque no le dejaron los países beligerantes, y tampoco pudo. España después de la Guerra no tuvo ningún protagonismo, y en las negociaciones de la postguerra su papel fue inexistente.
3. Las comunicaciones españolas fueron intervenidas por todos los beligerantes, y su territorio y sus aguas invadidas por los submarinos y barcos de guerra, y por toda clase de espías, por lo que España no pudo ejercer su soberanía en su propio territorio.  
4. Se produjo un importante despegue de la economía, se vendía todo lo que se producía, y los grandes beneficiarios fueron los terratenientes y los industriales, mientras que las clases populares soportaron grandes penurias.
5. El rey Alfonso XIII tendió puentes humanitarios para paliar en lo posible los horrores de la guerra, pero al final de la contienda comprobó como los vencedores le ignoraron, y fracasó en su intento de que España volviera a tener un papel activo en la política internacional. Por otra parte, dentro del panorama nacional, a partir de 1917 el apoyo a la corona no fue ya tan claro por parte del ejército, y del pueblo.
6. España no ganó prestigio en la Primera Guerra Mundial, al contrario se puso de manifiesto la debilidad del sistema de la Restauración, resurgieron los nacionalismos catalán y vasco, y se produjo una grave crisis social, preludio del clima de violencia de los años 30, de la caída de la monarquía, de la instauración de la Segunda República, y de la Guerra Civil de 1936-1939.
7. Como conclusión final, podemos afirmar que las lecciones más importantes que se desprenden de la Primera Guerra Mundial, tanto para España cuya neutralidad fingida fue permitida por las potencias beligerantes, como para el resto del mundo, es que la guerra no resuelve los conflictos derivados de las diferentes ideologías y valores, y no justifica el deseo de preservar el respeto de un país por los otros países.
Por último, citaremos una frase sobre la guerra del Papa Juan Pablo II: “La guerra es siempre una derrota de la humanidad”.


Dra. María Jesús Pozas Pozas

Ldo. Victor Abramov

3 de diciembe de 2014

Ponencia presentada en la Facultad de Historia
Departamento de Historia Moderna y Contemporánea
Universidad Estatal de San Petersburgo

  
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